Entrevista a Mercedes Delgado, promoción 43

Mercedes es alumni de la promoción 43, madre de una niña de 2 meses y notario desde 2020, cuando aún tenía 25 años.

¡Bienvenida, Mercedes! En primer lugar, muchas gracias por concedernos esta entrevista y por tu disponibilidad. ¡Vamos allá!

¿Podrías hablarnos un poco de tu trayectoria profesional? ¿Cómo supiste que querías opositar? ¿En algún momento te planteaste rendirte?

Tengo la suerte de compartir profesión con mis padres, a quienes he visto y veo disfrutar mucho de sus trabajos. Desde muy pequeña me llamó la atención, siempre quería ir con ellos a sus despachos y de algún modo me “picó el gusanillo”. Tenemos anécdotas muy simpáticas de aquella edad. Puedo decir que empecé en la notaría escaneando DNIs y fotocopiando.

Cuando terminé la carrera empecé directamente a preparar la oposición. Una etapa muy dura que, afortunadamente, duró tres años y tres meses. Nunca me planteé rendirme, pero para plantarle cara al día a día, a tantas horas de estudio, a tanto cansancio, a la renuncia a tantas cosas, tienes que hacer de tripas corazón. Eso sí, la materia que se estudia, el derecho privado, me encanta y eso lo hacía más ameno. El opositor tiene una vida muy solitaria y eso es un gran handicap, pero la infraestructura que me rodeó (mis preparadores, mis padres y mi novio) me dio las fuerzas y el cariño que necesitaba. A cualquier alumna que tenga interés le animo a llamarme y a venir a verme al despacho. Es una profesión preciosa.

 

¿Y tu situación personal?

En octubre de 2.022 me casé con mi novio de toda la vida, Carlos, el chico más bueno que conozco y del que aprendo mucho. El día 5 de diciembre nació nuestra primera hija, Merceditas. Mi situación personal la resumiría diciéndoos que me encantaría que se detuviese el tiempo.

 

¿Mantienes contacto con las que fueron tus compañeras de clase?

¡Claro! No puedo explicarlo científicamente, pero las amigas que se hacen en Guadalaviar son para toda la vida. Da igual a qué promoción preguntes, todas coincidimos en esto.

Además, he tenido la suerte de hacer la carrera con dos muy buenas amigas del colegio. Ahora que he sido madre, otra de ellas, ginecóloga, me ha cuidado como una hermana. El resto del grupo es estupendo, mujeres fuertes y buenas. Nos hemos muerto de risa mientras viajábamos, nos hemos arropado cuando alguna lo ha necesitado. Siempre estamos en contacto y nos ponemos al día de la forma que sea. No las cambiaría por nada.

 

¿Alguna profesora en concreto que recuerdes con especial cariño?

Recuerdo a varias con muchísimo cariño. A Conchita Narváez y sus canciones de Sabina. A Helen, que me dio clase siendo yo muy pequeña, en inglés, y más mayor, en alemán. Recuerdo también con mucho cariño a Maena y a Tere Losa, grandes profesionales que fueron capaces de enseñarme muchísimo y que nos prepararon muy bien en Bachiller para afrontar la Selectividad. Y a Mónica y Matilde, que consiguieron que a una chica de letras le apasionase la física y química y la biología.

 

En tu vida personal, ¿notas que Guadalaviar te ha dejado huella?

Por supuesto. Es increíble la cantidad de veces que lo pienso. Está claro que la formación académica es importante, pero la personal lo es más. Cuánta formación he recibido del colegio en algo tan fundamental como los valores y principios que determinan qué clase de persona, mujer, madre y profesional soy. No sería la que soy sin los padres que tengo y el colegio al que he ido, y solo puedo tener palabras de agradecimiento y mucho cariño.

¿Y en el terreno profesional?

También. Como en lo personal, Guadalaviar, junto con mis padres, ha sido clave. Siempre me han transmitido el valor del trabajo bien hecho.

Hoy en día ejerzo una profesión con la que puedo ayudar a muchas personas en ámbitos muy delicados de sus vidas y esos valores de los que hablaba se notan.

Como curiosidad os cuento que en el distrito notarial al que pertenece la población donde está demarcada mi notaría (distrito que está compuesto de un total de catorce notarías) hemos sido, hasta hace poco ya que dos se acaban de trasladar, cuatro antiguas alumnas y una de nuestras registradoras de la propiedad también lo es. ¿Casualidad? No creo.

 

¿Con qué tres palabras definirías Guadalaviar?

Amistad, alegría y villancicos.

 

Por último, cuéntanos alguna anécdota o recuerdo especial que tengas del colegio.

No hay cena con amigas en las que no salga alguna a relucir. Alguna clase escondida en los armarios, un puntito dibujado en la pizarra y el sonido que se repetía una y otra vez cada vez que la profesora pasaba delante de él, tirarnos a la piscina en uniforme, las ocurrencias que teníamos durante las convivencias, los lanzamientos de tiza de María José Montesinos como táctica infalible para conseguir llamarnos la atención. Y para que no todo sea “vandalismo” he de decir que recuerdo con mucho cariño los ratos al medio día hablando de todo un poco y la forma en que repasábamos antes de los exámenes, ayudándonos unas a otras, rascando hasta el último minuto.

 

Mil gracias por contarnos tantas cosas, Mercedes.

 

¡Un abrazo!

Comparte
No Comments

Post A Comment