Entrevista Bárbara Navarro, promoción 50

Entrevista Bárbara Navarro, promoción 50

Bárbara tiene 23 años, es graduada en Ciencia y Tecnología de los alimentos y está terminando el máster de Ciencia e Ingeniería de Alimentos. Bárbara ha sido una de esas personas voluntarias que han estado sobre el terreno ayudando a los vecinos afectados por la DANA y le hemos pedido que nos cuente su experiencia.

 

¡Hola Bárbara! En primer lugar, muchas gracias por tu tiempo y por compartir con nosotras tu experiencia, dando voz a muchas Alumnis que han sido voluntarias también.

¿Cuándo supiste la magnitud de lo que había pasado y que hacía falta tanta ayuda, qué hiciste?

Yo creo que no era del todo consciente de lo que había pasado hasta que fui por primera vez a un pueblo afectado. Podría decir que las imágenes que había visto hasta ese momento no eran nada comparado con la realidad. Al día siguiente de que pasara todo, ya se estaban organizando por WhatsApp, grupos de voluntarios para intentar llegar a las zonas afectadas. De primera mano me dio un poco de vértigo, pero en seguida Jaime (mi novio) persona de la cual aprendo cada día lo que es vivir con un espíritu de entrega y servicio a los demás, me dio ese primer empujón para ir, y ese mismo jueves después de comer fuimos a Aldaya, que era de los pocos sitios a los que más o menos se podía llegar y conocíamos a gente que también estaba allí o había ido ese mismo día.

 

¿Dónde has ayudado principalmente?

La verdad es que después de enterarme de que dos profesoras del colegio, a las cuales tengo un cariño muy especial, habían sido afectadas, no dudé en acercarme a ver cómo estaban. Los primeros días, estuve en Aldaya en casa de MªJesús. Esos primeros momentos fueron duros, era la primera toma de contacto con la realidad de lo que había pasado, y me quedé muy impactada al ver torres y torres de coches destrozados, casas abiertas de par en par porque el agua había tirado abajo las puertas, y tiendas, comercios, farmacias etc completamente derruidos. Recuerdo estar con MªJesús y vaciar el primer mueble cajón por cajón, sacando tantos recuerdos cubiertos completamente por barro que a penas nos salía tema de conversación, y escuchar las primeras historias desoladoras de los vecinos.
A los pocos días, pude llegar a casa de Mónica en Alfafar. Allí había que ir andando desde Valencia y la verdad es que en su calle no se podía prácticamente ni entrar.
Ese día fui con unas amigas de la promoción, y éramos bastantes en su casa, por lo que Mónica nos dijo que fuéramos a casa de sus vecinos que necesitaban mucha ayuda. Eran un matrimonio ya jubilado, con prácticamente toda la parte de abajo por hacer, así que nos pusimos a ello y quedamos en volver al día siguiente. La verdad es que fue muy gratificante ver el cambio que dio la casa en 2 días y como esas personas, desconocidas hasta entonces, se fundían cada día en un abrazo con nosotras en señal de agradecimiento.

¿Como Alumni, has sentido nuestra comunidad unida ante esta tragedia?

Me ha parecido un 10 la reacción tanto de las alumnas como de las antiguas alumnas del colegio. Pienso que Guadalaviar crea unos vínculos entre compañeras muy fuertes, los cuales nos hacen sacar lo mejor de nosotras mismas tanto en los buenos como en los malos momentos. Se ha visto como cada una desde su situación y sus circunstancias ha intentado aportar su granito de arena con mucha atención y cariño, y que este vínculo no es solo entre nosotras, sino también con las profesoras, muchas de las cuales, incluso una vez acabado el colegio, siguen formando parte de nuestras vidas.

¿Tienes alguna anécdota bonita que te gustaría compartir con nosotras?

Son muchas las anécdotas y momentos que me han marcado desde el primer momento.

Hubo un día que fui con dos amigas del cole a casa de MªJesús. Estuvimos allí ayudando toda la mañana, y nuestra intención era seguir un rato por la tarde, pero después de comer acabamos las 4 sentadas en un banco del pueblo hablando y recordando tantas cosas del cole entre otras, que hasta se nos hizo de noche. Luego MªJesús nos agradeció ese rato, nos dijo que le habíamos alegrado la tarde y nosotras nos fuimos muy contentas por haber pasado tiempo con ella y  llegamos a la conclusión de que era casi igual de importante ayudar a limpiar que dedicar tiempo a escuchar, compartir y desconectar un poco en este tipo de situaciones.

También me gustaría compartir cuando Mónica fue entrevistada por Matías Prats. En ese momento, su calle estaba aún muy mal, pero entre torres de coches apilados que te hacían dar varias vueltas a la manzana para llegar a su puerta y montañas de muebles, apareció Antena 3. Me quedo con las palabras de agradecimiento de Mónica hacia sus alumnas y antiguas alumnas delante de tantas personas que estaban viendo el directo. Ella siempre dice que habernos visto en esos momentos tan duros, fue un respiro de alivio entre tanto desastre.

 

 

Ahora, con perspectiva ante lo sucedido y sabiendo que aún hace falta mucha ayuda, ¿qué mensaje crees que es importante tener presente?

Pienso que, aunque a día de hoy la gente ha vuelto con sus rutinas, no hay que dejar de estar pendiente de las personas afectadas, de preguntar y de hacerles ver que, aunque haya pasado un mes, no están solos y que pueden seguir contando con nosotros para lo que necesiten.

 

¿Qué podemos sacar positivo de tanto sufrimiento y dolor?

En una situación tan catastrófica como la que hemos vivido, donde el sufrimiento y el dolor por las pérdidas materiales e incluso de seres queridos ha predominado, se ha puesto de manifiesto que también hay motivos de esperanza.

Me gustaría destacar la siguiente frase: “el pueblo salva al pueblo”. Ha estado y sigue estando muy presente. Personas de todas partes de España volcadas ante esta situación para ayudar de diferentes formas, las iniciativas sociales de todo tipo que se están llevando a cabo y la destacable solidaridad de los jóvenes que nos implicamos desde el minuto uno en sacar cada pueblo adelante en la medida de nuestras posibilidades, intentando ser luz y alegría entre tanto dolor, pienso que son motivos de verdadera esperanza.

 

 

Muchísimas gracias, Bárbara por contarnos cómo lo has vivido, ha sido muy inspirador y desde tu testimonio has dado voz a muchas otras Alumni que como tú han estado al pie del cañón.

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