Entrevista a Emilia Badía, emblemática profesora de Guadalaviar

¡Bienvenida, Emilia! En primer lugar, muchas gracias por concedernos esta entrevista y por tu disponibilidad. ¡Vamos allá!

¿Podrías hablarnos un poco de tu trayectoria profesional?

Soy doctora en Filosofía y Pedagogía por la Universidad de Navarra, mi tesis versa sobre Leopold Mozart, el padre de Mozart. En ella se ilustra todo el impulso que tuvo este gran genio por parte de su familia, concretamente de su padre, un hombre muy adelantado a su tiempo y con una pedagogía digna de estudio. También soy diplomada en canto por el Conservatorio Superior de Música de Valencia, compositora de música y directora de coros y orquesta y Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Valencia. Como ves, soy una enamorada del estudio, me apasiona aprender y siempre he tenido una mente muy curiosa.

Como trabajadora, la mayor parte de mi trayectoria profesional la he desarrollado en el Colegio Guadalaviar como profesora de música y canto de Bachillerato, pero antes de llegar a Guadalaviar, me saqué la oposición y fui profesora de EGB en diferentes colegios públicos, pero cuando conocí Guadalaviar, dejé mi plaza para trabajar allí.

 

¿Y tu situación personal?

Pues ahora ya tengo 78 años y estoy jubilada, pero sigo estudiando porque me apasiona aprender, procuro mantenerme activa aunque mi vida ahora es claramente más contemplativa que activa en estos momentos.

 

¿Mantienes contacto con Guadalaviar?

¡Por supuesto! Voy a Misa diaria allí siempre que puedo, cuando estoy en Guadalaviar me siento en casa. Guardo tanto cariño a todo lo vivido allí…

A estas alturas, mis alumnas ya son mujeres hechas y derechas que nada que ver tienen con las niñas con las que yo traté, pero muchas veces, cuando me encuentro por la calle con alguna de ellas y reconozco en ellas algún gesto de aquella niña que fueron, lo hago con una gran ternura. Me encanta encontrarme a antiguas alumnas por el barrio, con sus familias ya formadas…

Guardo los recuerdos con mis alumnas como un tesoro, y como tengo la suerte de pisar Guadalaviar cada día, tengo la oportunidad de evocar esos recuerdos y que no pasen al olvido.

¿Alguna profesora en concreto que recuerdes con especial cariño?

A todas las recuerdo con un cariño muy especial. A mis compañeras siempre las llamaba “chuchis” de forma cariñosa, y guardo tantas anécdotas y vivencias con ellas… Hemos vibrado juntas.

Recuerdo con especial cariño algo muy cotidiano: ese momento de encuentro distendido en las tertulias del mediodía, donde nos tomábamos juntas el café y contábamos nuestras anécdotas.

 

En tu vida personal, ¿notas que Guadalaviar te ha dejado huella?

¡Por supuesto! Habría renunciado cinco mil veces a cualquier plaza que hubiera tenido para repetir mi experiencia en Guadalaviar. Es un lugar especial, en el que siempre he sentido una gran libertad de cátedra, de tal forma que he podido hacer las cosas a mi manera y crecer mucho como profesional. El trato personal, el no ser un número, hace que esa huella sea profunda y con sustancia. A Guadalaviar le debo muchas cosas, poder haber volcado en este colegio mi vocación y haberme entregado a lo que me apasionaba con libertad, ha sido algo que sin duda ha marcado mi persona.

 

Con qué tres palabras definirías Guadalaviar

Libertad, compañerismo y formación.

 

Por último, cuéntanos alguna anécdota o recuerdo especial que tengas del colegio.

Tengo muchas, pero contaré esta. Resulta que fuimos a Madrid con todas las alumnas a grabar un disco de villancicos. Te puedes imaginar el trajín que supone un viaje de estas características para las profesoras que íbamos de responsables y para las alumnas que grababan. Bueno, pues resulta que grabábamos en el mismo estudio que grababa Julio Iglesias, Rocío Jurado, Rafael… o sea un lugar privilegiado.

El primer asunto con miga de aquel viaje, fue que se constiparon casi todas las niñas y tuve que bajar varios tonos, reensayar etc, pero bueno, parecía que todo iba a salir bien a pesar de ese pequeño inconveniente. Pues bien, cuando ya estaba todo hecho y salió el disco con nuestra carátula etc, fuimos a reproducirlo y… ¡SORPRESA! El contenido que había grabado en nuestro disco era de Rocío Jurado, empezó a sonar: “¡ABRÁZAME, ABRÁZAME!” … pero finalmente en Barcelona consiguieron arreglarlo y poner el contenido de los villancicos de Guadalaviar en el continente correspondiente. Ahora lo recuerdo con humor, pero en el momento lo pasamos regular, jajaja.

 

¡Mil gracias por contarnos tantas cosas Emilia!

¡Un abrazo enorme!

Gracias a vosotras. Me ha encantado recordar mis años en Guadalaviar, a mis compañeras y alumnas.

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