Alumni por el Mundo: Reyes Vila-Belda, Catedrática de Literatura Española en Indiana

En nuestra sección Alumni por el Mundo viajamos hasta el estado de Indiana en Estados Unidos. Allí trabaja y vive nuestra antigua alumna Reyes Vila-Belda. Reyes es Catedrática de Literatura Española del departamento de Español y Portugués en Indiana University, Bloomington, Estados Unidos. Su especialización es la Poesía española del siglo XX.

Hablamos con ella de su vida, su trayectoria profesional y también de su paso por Guadalaviar.

1. Hola Reyes, nos encantaría que nos contaras cómo acabaste viviendo en EEUU.

Hice mi tesis doctoral sobre la poesía de Antonio Machado, en donde investigué los detalles aparentemente insignificantes del paisaje de Campos de Castilla. Por medio de ellos, Machado conecta con los discursos científicos y artísticos de su tiempo. Por un lado, con la geología, una ciencia emergente en aquel momento; y, por otro, con el Impresionismo y el debate que causó esa nueva tendencia artística. Su interés por la geología se nota en su interés por las rocas, que reconoce perfectamente, así como por la formación del terreno: colinas, lomas, alcores… muy presentes en sus versos. Esto es algo que aprendió tanto en los paseos con su abuelo, Antonio Machado Núñez, que era naturalista, como por sus maestros de la Institución Libre de Enseñanza, especialmente Francisco Giner de los Ríos, con su visión moderna del paisaje. Giner transmitió a los niños su concepto del paisaje y su predilección por la naturaleza por medio del método de las excursiones. Entre los maestros de la Institución figuraba Aurelio de Beruete, uno de los primeros pintores impresionistas españoles. Es autor de varias series pictóricas, como la que dedica al río Manzanares o sobre todo a la sierra del Guadarrama, en la que pinta las montañas guadarrameñas una y otra vez, desde diferentes puntos de vista, condiciones meteorológicas, luz. Beruete llevaba a sus alumnos de la Institución a pintar al campo. Como los impresionistas, Machado en Campos de Castilla describe un mismo paisaje una y otra vez, en distintas horas del día, desde ángulos diferentes: la misma curva del río Duero. Fruto de esta investigación es mi libro Antonio Machado, poeta de lo nimio, que publicó la editorial Visor en 2004.

He seguido investigado otros aspectos de la poesía de Machado, como la creación de su prestigio, que he ido publicando en diversos artículos en revistas internacionales. En la actualidad, estoy volviendo a los comienzos de mi trayectoria, a la visión machadiana del paisaje porque me interesa su modernidad. No cabe duda de que Machado se adelantó a las preocupaciones ecologistas de hoy. En sus versos, escritos a principios del siglo XX, ya denuncia los abusos del hombre contra el medio ambiente.

En mi campo es frecuente trabajar en varios frentes. Desde hace unos años he comenzado una nueva línea de investigación sobre las poetas y la guerra civil española. Con ello me sumo a los esfuerzos de otros investigadores por recuperar a las muchas escritoras olvidadas, tanto las del exilio como a las que permanecieron en España. Normalmente, asociamos la poesía de guerra con los hombres. Pero desde la retaguardia, la guerra también afectó a muchas poetas, tanto física como emocionalmente: perdieron a seres queridos, presenciaron fusilamientos y bombardeos, sufrieron hambre y necesidades, se les acabó repentinamente la infancia o la juventud, o tuvieron que abandonar España y marchar al exilio. Hace unos años publiqué un capítulo en una obra antológica sobre la pérdida de la juventud en la poesía de Gloria Fuertes. Siguiendo esta línea de investigación, ahora estoy embarcada en un nuevo proyecto del que he terminado la primera entrega, sobre el trauma en la poesía de Aurora de Albornoz. Y este verano he trabajado sobre las redes de solidaridad y de apoyo entre las poetas, tanto en las que se fueron al exilio, como Concha Méndez, como las que se quedaron en España. Asimismo, relacionado con este proyecto, tengo una antología de poesía de poetas españolas sobre la guerra y sus consecuencias que está pendiente de publicarse.

2. ¿Nos podrías hablar sobre tu trayectoria profesional?

Al acabar el colegio dudaba entre estudiar Filología Hispánica o Periodismo. Opté por marcharme a Pamplona donde me licencié en Ciencias de la Información. Después, trabajé varios años en diferentes revistas, incluyendo Actualidad Económica, pero lo tuve que dejar cuando me casé porque me fui a vivir a Glasgow, Escocia. Esta nueva etapa me brindó la oportunidad de dedicarme a mi otra vocación: la literatura. Me contrataron como lectora en Strathclyde University, y disfruté muchísimo. Además, durante esos años nacieron nuestros hijos. Descubrí que este trabajo, además de encantarme, era más compatible con la vida familiar. En 1991, surgió la posibilidad de trasladarnos a Estados Unidos. Una vez aquí me di cuenta de que si quería dedicarme a enseñar en la universidad tenía que empezar desde cero y me puse a estudiar. Primero hice la Maestría en Literaturas Hispánicas y luego el doctorado en Literatura Española. Mientras tanto, daba clases en la universidad como ayudante. Fue una época de muchísimo trabajo. Pero durante esos años, mis hijos y yo compartimos muchas horas de estudio juntos y nos animábamos mutuamente a superar exámenes.

3. ¿Cuál es tu situación personal?

Mi hija y su marido viven en Providence, Rhode Island y mi hijo aquí en Bloomington. Los dos hablan español. Cuando eran pequeños, pasamos muchos verano maravillosos en España visitando a los abuelos, a los tíos, a los primos…  a quienes quieren muchísimo. A los dos les encanta España, su cultura y claro, también la comida. Los dos hacen unas tortillas de patata excelentes. Guardamos recuerdos estupendos de esas vacaciones familiares.

4. Número de Promoción

Pertenezco a la IV promoción, pero me matriculé en 1959, el año que se inauguró el colegio. Empecé en Kinder, en la clase de Nuria. Las clases eran mixtas. Tengo muy buenos recuerdos de ese año, como la celebración del Adviento, con la corona y el calendario; la celebración de la Pascua, con la busca de huevos de chocolate en el jardín, … todos teníamos cargos, como barrer la clase después de comer; o poner las tumbonas para la siesta y luego recogerlas.

5.¿Mantienes contacto con tus ex compañeras de clase?

Mantengo contacto con algunas compañeras de la promoción por Facebook. La verdad es que los medios sociales me han facilitado el reencuentro con algunas. Me da mucha alegría saber de ellas. Durante años, cuando íbamos en verano a España tenía que compatibilizar nuestras vacaciones y la visita a mi familia con mi investigación en bibliotecas y archivos. No me quedaba tiempo libre y me resultaba imposible quedar con nadie. Además, como viajábamos en verano, cuando llegábamos mucha gente ya estaba veraneando fuera de Valencia. En el futuro, me encantaría poder reunirme con mis compañeras de promoción. Me haría una ilusión enorme.

6. ¿Hay alguna profesora en concreto que recuerdes con especial cariño?

Recuerdo a muchas profesoras con especial cariño. Desde Nuria, la profesora de Kinder, a Malali, Carmina, Engracia, María del Carmen Solance, María Dolores Sainz, Teresa Calvo y otras.

7. En tu vida personal, ¿notas que Guadalaviar te ha dejado huella?

Tengo Displasia Fibrosa, una enfermedad congénita rara. Cuando era pequeña los médicos no sabían lo que tenía porque se desconocía prácticamente todo sobre esta enfermedad y todavía hoy se está investigando sobre ella. Mis años del colegio fueron una época de incertidumbre en este terreno, de muchas visitas a médicos, análisis, pruebas y operaciones quirúrgicas. Debo sobre todo a mis padres, pero también a mis profesoras del colegio, que me ayudaran a encajar lo que me ocurría y a seguir adelante, a pesar de los obstáculos. Tanto mis padres como mis profesoras me ayudaron a entender que lo que tengo no es una desgracia. Y mis profesoras me trataron siempre con normalidad. Eso fue lo mejor que podían hacer por mí, que no me sintiera aparte o diferente. Era una alumna más que tenía que estudiar y trabajar con disciplina para salir adelante. Si perdía una clase, tenía que recuperarla. Esta actitud me ha ayudado muchísimo el resto de mi vida.

8. ¿Y en el terreno profesional?

Las clases de Literatura de María del Carmen Solance eran maravillosas. Nos transmitía su pasión por el tema. Recuerdo que nos hablaba con emoción sobre el Cid, Berceo, los romances … Y también de los maestros magníficos que había tenido en la universidad madrileña donde estudió. Me marcaron muchísimo.

De pequeña, recuerdo que las clases de música con Carmina eran estupendas. Formó una orquesta de percusión y tocábamos siguiendo las notas que estaban pintadas en distintos colores en un cartel grande. Era un sistema ingeniosísimo. También nos hacía apreciar la música clásica. Nos pedía que cerráramos los ojos y nos imagináramos lo que pasaba mientras escuchábamos, por ejemplo, la Pastoral de Beethoven: los pastores alegres por el campo con el ganado, la llegada inesperada de la tormenta, las carreras por el campo en busca de protección…

9. Por último, ¿hay algún recuerdo especial que quieras compartir con nosotras?

Cuando fui por primera vez al colegio a matricularme tenía cuatro años y, como no sabía leer, me dieron a elegir un distintivo para marcar mis objetos personales. Recuerdo la entrevista en la pequeña salita junto a la recepción, con mis padres y María Dolores Sainz, entonces la subdirectora. Me mostró una hoja de dibujos para elegir uno que me gustara. Elegí el libro. ¡Quién me iba a decir entonces la importancia que los libros iban a tener en mi vida!

Siguiendo con los libros, recuerdo que al final de segundo de Bachiller – desconozco la equivalencia con el sistema de educación actual, pero tenía doce años—los médicos decidieron que había que operarme. No había tiempo que esperar y la intervención fue el 6 de junio en la clínica de la Esperanza. Mi alegría fue que muchas de mis amigas y compañeras de clase me regalaron cada una un libro de una serie fascinante de aventuras. Fue un regalo maravilloso. Gracias a ellas y su generosidad, reuní toda una colección que leí y releí apasionadamente durante la convalecencia veraniega. Con el tiempo, también la disfrutaron muchísimo mis hermanos pequeños y hasta mis sobrinos.   

Muchas gracias Reyes por tus respuestas. Un abrazo.

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